“Por favor, no dejen la puerta abierta para evitar males mayores.” Muchas gracias, firma El Presidente. Escrito en letras de molde sobre un A4, este anuncio junto al ascensor de un bloque de pisos divierte primero e inquieta después a quien lo lee. ¿Qué pasa?, ¿temen que se escape el gato? ¿O temen que irrumpa un animal más fiero?
Debe de haber precedentes. Si no, sobraría ese adjetivo, mayores. Seguramente ya han estado mal y lo que desean es impedir que la cosa vaya a peor. Esos males mayores, ¿se provocarían por salir o por entrar? ¿La advertencia es contra cruzar la puerta hacia fuera o contra cruzarla hacia dentro? La colocación del cartel da una pista: con la calle a las espaldas y en un lateral al fondo del largo vestíbulo, es leído cuando se ha entrado al edificio, no cuando se va a salir de él. Es más bien una persuasiva invitación a desandar el camino, en el caso de que la puerta no haya quedado convenientemente cerrada o se hubiera traspasado de manera indebida. Si su autor tuviera otra intención, lo habría colocado en el extremo opuesto, donde cuelga un tablón de anuncios justo a la derecha de la puerta, según se sale.
Pero El Presidente de la comunidad juega con el miedo. El mal parece provenir del exterior. Y será una amenaza mayor sólo si consigue colarse en el interior. Puede tener la tentación de venirse más acá y en la próxima junta de vecinos proyectar “El ángel exterminador”. Encuentro un verso de Julio Cortázar que dice lo que quizás quiera decir: la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Debe de haber precedentes. Si no, sobraría ese adjetivo, mayores. Seguramente ya han estado mal y lo que desean es impedir que la cosa vaya a peor. Esos males mayores, ¿se provocarían por salir o por entrar? ¿La advertencia es contra cruzar la puerta hacia fuera o contra cruzarla hacia dentro? La colocación del cartel da una pista: con la calle a las espaldas y en un lateral al fondo del largo vestíbulo, es leído cuando se ha entrado al edificio, no cuando se va a salir de él. Es más bien una persuasiva invitación a desandar el camino, en el caso de que la puerta no haya quedado convenientemente cerrada o se hubiera traspasado de manera indebida. Si su autor tuviera otra intención, lo habría colocado en el extremo opuesto, donde cuelga un tablón de anuncios justo a la derecha de la puerta, según se sale.
Pero El Presidente de la comunidad juega con el miedo. El mal parece provenir del exterior. Y será una amenaza mayor sólo si consigue colarse en el interior. Puede tener la tentación de venirse más acá y en la próxima junta de vecinos proyectar “El ángel exterminador”. Encuentro un verso de Julio Cortázar que dice lo que quizás quiera decir: la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
[i.jfgras. Males mayores. 2010]
Es sorprendente y curioso, pero cuando estaba terminando el primer párrafo se me ha venido a la cabeza Julio Cortázar y sus "Instrucciones para...". Al llegar al último párrafo, me ha hecho gracia encontrar la cita del autor argentino coincidiendo con lo que yo estaba pensando.
ResponderEliminarGenial, por otra parte, tu comentario sobre el "curioso" aviso.
Saludos.
es un entretenimiento y escribiéndolo me pasó algo parecido, Cortázar apareció al final: me sonaba, lo busqué y, como digo, lo encontré (el cartel existe, anoche seguía colgado), gracias y un saludo
ResponderEliminarCreo que el mal se ha debido colar en el piso del presidente, antes de colocar el cartel.
ResponderEliminarPEPE G.B.