Entre los buenos deseos, pocos tan incontestables y comprensibles como éste: Que no te cierren el bar de la esquina. Los deseos pueden ser más trascendentes, románticos o realistas: Que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas. Pero pocos deseos tan certeros como el del bar. ¿A quién no le han cerrado un bar de la esquina? Quién no ha perdido un sueño de evasión, un universo a medida, un refugio amable, un rincón próximo donde buscar y ser encontrado... Si todo eso también puede llegar a ser un bar –un espacio único, compartido por el tiempo y con los demás–, perderlo es motivo de extravío. Pepe Monreal y Emilia echan hoy el cierre del Monre, su bar en la Plaza Chica de Zafra, nuestro bar de la esquina desde 1984. El pequeño local volverá a ser abierto y seguiremos frecuentándolo, con sus cervezas, sus croquetas, sus fotografías y su música, y sin Pepe ni Emi (¡gracias y feliz jubilación!). Sin ellos, sin otro bar de la esquina y con una delgada línea de la memoria de nuestra vida rota, ya cuajada de recuerdos y de ausencias.
[jfgras. El Monre, tiempo. 2012]