27/7/11

Fruta extraña




"Strange fruit", interpretada por la sublime vocalista Billie Holiday, es considerada por crítica y público una de las mejores canciones de jazz y blues de todos los tiempos. La letra viene a decir: Los árboles del Sur tienen frutas raras, / Sangre en las hojas y sangre en la raíz / Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña, / Fruta rara colgando de los álamos / Escena bucólica del Sur galante / Los ojos desorbitados y la boca torcida / Olor de magnolias dulce y fresco / Luego, el repentino olor a carne quemada./ Hay una fruta para que los cuervos arranquen / Para que reciba la lluvia y el viento / Para que madure al sol y se caiga de los árboles / Acá hay un raro y amargo cultivo.

Lo de "cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña..." es tan literal como estremecedor. Se cuenta que una foto de un linchamiento tomada por Lawrence Beitler en 1930 inspiró un poema de Abel Meeropol, al que él mismo puso música y que acabó dando lugar a esta canción de Billie Holiday. Lo terrorífico de la fotografía es la fría naturalidad con que la chusma racista contempla a sus víctimas. Fría como la mirada del criminal que con un discurso violento y fundamentalista la ha emprendido a bombazos y tiros en Noruega. Sus acciones no nos han parecido naturales. Pero no sólo las acciones: no pueden serlo las ideas que provocan frutas extrañas. Son ideas que sustentan los fanatismos, excluyentes.

24/7/11

Londres virtual

No he ido tampoco a Londres. Los viajes virtuales no cuentan. No fui a Londres, aunque estos días es como si parara en Bloomsbury, concretamente en Southampton Row, cerca de Russell Square Gardens. Como si parara, porque me quedé en tierra, para ser más preciso en casa. Bajando desde el hotel por la perpendicular Great Russell, Oxford Street cruza de este a oeste. Y así, durante una semana, Trafalgar Square, Westminster, Piccadilly Circus, Notting Hill, Whitechapel, Hyde Park, Kensington, Southampton Row y vuelta a empezar. Juego a seguir sus pasos. No viajo, la realidad virtual o ajena no cuenta. Recorrer de lejos el paisaje de una ciudad es como quedarse a mitad de cualquier camino a ninguna parte. "Cuando lo hayas encontrado, anótalo", recomendaba el londinense Dickens, Charles Dickens. ¿Otro consejo para completar el camino?


20/7/11

Salvador

"Los últimos combatientes bajaron por la ancha escalera desde la planta alta de La Moneda para entregarse a los militares. En ese instante oyeron un disparo. El presidente caía muerto." El presidente Allende no murió asesinado por los golpistas que asaltaban bajo las bombas el palacio presidencial. El 11 de septiembre de 1973 Salvador Allende decidió morir con dignidad. Lo hizo antes de entregarse a los traidores a Chile, que acabarían sometiendo al pueblo a una sangrienta dictadura. Se suicidó. Desde ayer la versión del suicidio es oficial: un equipo forense ha examinado sus restos y emitido un informe, a petición de las autoridades y de acuerdo con la familia. La familia ha sostenido siempre que Salvador se suicidó. Ha defendido que suicidándose tuvo una muerte digna, que muriendo por su mano cumplió la palabra dada. Ahora es oficial. Lo había dejado dicho: "¡Allende no se rinde, milicos!".

17/7/11

Entraré en Granada

Nunca fui a Granada. García Lorca invitaba a su amigo Alberti a que le visitara en su casa de Granada. No pudo ser. Nunca vi Granada.

La causa, dramática, es la balada misma: Hay sangre caída del mejor hermano.

Muchos años después, Rafael se lamenta en sus versos de no haber atendido aquella invitación. Cuando la recibió, vivía Federico y aún estaban a tiempo. Mi cabeza cana, los años perdidos.

Y muchos años después se rebela contra un destino impuesto con sangre y sin valor. Quiero hallar los viejos, borrados caminos.

La barbarie se inició hoy hace 75 años: Entraré en Granada.

13/7/11

¿Solita?

"La igualdad, solita, no se da." El diminutivo pone un punto sobre la i. Lo pone sobre esa i, no sobre otras íes. La i de intolerancia, la i de ignorancia, la i de incapacidad no admiten un solita. Quedaría ridículo. Además, la intolerancia, la ignorancia, la incapacidad sí pueden darse solas. Solas, nunca solitas. "La igualdad, solita, no se da", dice Michelle Bachelet "con energía, pero con voz dulce". El diminutivo aporta dulzura sin restarle ni un ápice de energía. La directora ejecutiva de ONU Mujeres, que fue la primera presidenta de Chile, afirma que "cuando hay tal falta de igualdad hay que tener políticas para corregirlo hasta que se produzca el cambio y la igualdad de oportunidades sea algo natural...". Para ordenar y desarrollar políticas de igualdad puede legislarse. Así lo hizo el anterior gobierno de Extremadura hace unos meses. El presidente actual no define competencias en ninguna de las consejerías recientemente creadas. Hay mujeres y hombres que han empezado a preguntarse: ¿olvido o cambio de rumbo? Ojalá lo primero, tendría más disculpa. Fue un error rebajar el rango de las políticas de igualdad, cuando en el gobierno de España pasaron de ministerio a secretaría de estado. En Extremadura, reducirlas a la nada o gestionarlas desde el limbo sería, más que un error, un gravísimo retroceso. Ya sabemos lo que no se da solita.

10/7/11

El viejo León

Leer que nos faltan referentes morales puede llegar a ser refrescante. No ligero, pero sí motivador: si esos referentes nos faltan, quizás los necesitemos.

Mauricio Wiesenthal comparte la rebelión "contra la frialdad y la tibieza del relativismo moderno" en "El viejo León. Tolstoi, un retrato literario" (Edhasa. 2010). Concluye este ensayo biográfico del escritor e intelectual ruso Lev Nikoláyevich Tolstoi con la siguiente reflexión: "Tenemos que responder con nuestro corazón y nuestra fe. Esto es un reto que, en estas fechas del centenario de Tolstoi, se plantea claramente a los jóvenes. No son los políticos los que pueden recomponer el mundo, sino que se necesitan autoridades morales...". Obviando lo discutible, salvando las distancias y dicho en otras palabras, el tolstiano llamamiento es una especie de ¡Indignaos! En el retrato literario del viejo León, éste "rememora con angustia el tiempo perdido, los estudios mal disciplinados, los dineros gastados en el juego, la obsesión por las fiestas, las francachelas y los bailes de las gitanas, los propósitos de enmienda, los negocios abandonados y fallidos...". A lo largo de su vida Tolstoi se mueve entre contradicciones, una de ellas la administración de sus propiedades materiales y la gestión de su legado literario, pacifista y moral. El autor de la universal "Guerra y paz" (1869) acabó alejándose anciano del lado de su esposa Sofía Behrs, madre de sus trece hijos e hijas, y huyendo de su finca Iásnaia Poliana, para morir de pulmonía en una estación de ferrocarril.

La mayor de sus modernas obsesiones era la austeridad.

8/7/11

Un mareo

Una mujer sufre un mareo en su domicilio. No se alarmen, según ha informado su hermana se encuentra bien. Mientras la noticia era publicada y corría como la pólvora, un hombre se tropezaba en la calle. A otro le picaba la nariz. Un tercero sufría un retortijón. Nada grave. Los comentarios del suceso, así calificado por el periódico que desveló el caso de la señora mareada, no tienen desperdicio. Son una antología del malestar común, tan ordinario que pasa inadvertido. Pero anda que no incomodan un tropezón, un picor, un apretón de vientre... De los males mayores se guarda un celo comprensible. Los grandes acontecimientos, las catástrofes y las primicias asaltan las primeras páginas. Hoy lo cotidiano invade las redes sociales, ha salido de casa para encontrar ahí su otro espacio natural. Gracias a ellas, un mareo, cualquier contratiempo o alegría son más que meros asuntos domésticos. Podemos compartirlos con quienes les dan importancia. Porque la cotidianidad no es ninguna tontería: lo absurdo es elevarla a la categoría de noticia, lo estúpido es despreciar su trascendencia, por íntima que resulte. Ahórrese la prensa regional (atienda a lo que debe) informar de mi sobrecarga muscular en la espalda, aunque sea leve y me recupere pronto. De la mujer del norte de Castilla no hemos vuelto a saber nada. Por si acaso, cuídese.

3/7/11

Sin dogmatismo

Contra los tópicos, contra los estereotipos, contra las generalizaciones. Contra los dogmas escribí hace un par de años. Conjugué el verbo indignar. Escribí sobre la ética, que es teoría, y la política. La política, la política con mayúsculas, es más que la economía. La política no es la economía, imbécil. La política son las políticas. Y las políticas –llámenme antiguo, es lo menos– son de izquierdas o son de derechas. La derecha lo sabe y por esta razón niega esas diferencias. Si no existieran, su paraiso: todas y todos apolíticos. Pero las diferencias existen, en la teoría y en la práctica. Somos lo que hacemos y somos lo que queremos hacer. Es decir, somos también lo que haríamos si pudiéramos, lo que haríamos si nos dejaran. De ahí que en política sea tan importante el control, el control democrático ejercido en la calle y en las instituciones, con facilidades o sin ellas. La transparencia ayuda a cometer menos errores. O a corregirlos. Plantando cara a los dogmas –sin dogmatismo–, la democracia es más participativa. No hagamos como él: metámonos en política.