31/8/12

Este verano

Este verano está empezando a tener pinta de que acaba. Mañana será otro septiembre. 

Este verano hemos recordado Groenlandia, justo mientras la gran isla sufre un deshielo colosal y comienza a parecer una gran isla cualquiera. 

Este verano volvieron a estremecernos crímenes terribles. Contra ellos hay quienes claman Justicia, cuando lo que quieren decir es más violencia. Como advertía Gandhi, ojo por ojo y todos ciegos: la pena de muerte es otra forma de crueldad. 

Este verano, casi sin movernos, encontramos más que descubrimos. El bañista persevera en sus piscinas (viajar es descubrir).

Este verano seguimos temiendo un rescate que, aparentando no llegar, no cesa. Es la contrarreforma como el rayo, que no cesa. Entre relámpagos, algunos fueron saliendo en defensa de causas hasta ahora reservadas a la izquierda. Otros hicieron esto sin exigir políticas coherentes y de mayor justicia social y, escudándose en la falacia de que somos la misma mierda, hasta pretendieron dar lecciones de "moral". Como si estuviéramos para pequeños gestos y no para grandes decisiones. 

Este verano lo peor tampoco es la que está cayendo: es lo que nos están tirando. Necios.

Este verano, en fin, comprendemos sin necesidad de cortinas de humo ni metáforas que lo más peligroso no es que el monte arda, sino que nos lo quemen.

[jfgras. Folha. 2012]

22/8/12

Boca do Inferno

Me he encontrado, cuando pensaba que no iba a ir a ningún sitio, a las puertas de Lisboa. Saramago: "El viajero no es turista, es viajero. Hay gran diferencia. Viajar es descubrir, el resto es simplemente encontrar.".

Compañera secundaria ha vuelto a ser una vieja, grande y manoseada edición de “Viaje a Portugal”, escrita va para seis lustros por José Saramago, con traducción de Basilio Losada y fotografías de Maurício Abreu (Círculo de Lectores, 1987). Ya lo dije: este libro no es guía, sino historia de la experiencia de un viajero. 

El viajero no es turista. Donde todos los caminos van a dar a Sintra, cerca de Cascais, en Boca do Inferno, el único misterio ha sido buscar un pequeño descubrimiento en mi memoria.

[jfgras. Boca do Inferno. 2012]

8/8/12

Su cinismo

El cinismo es una condición del necio. Es una condición quizás no suficiente, pero sin duda necesaria. Inevitable. Lo demuestran los individuos que día tras día nos transmiten las órdenes que reciben. Su necedad se manifiesta con cinismo y no es éste su único rostro. Tienen más. Me extendería en ello si quisiera. Pero no. No voy a escribir sobre las condiciones de quienes nos mandan. No quiero, no ahora. Escribir, ahí es nada, no es una destreza, sino un ejercicio de libertad. Nunca me aclaré con lo del lenguaje y el pensamiento. Sea lo primero el huevo o la gallina, si no piensas no te expresas. No con libertad. Alguien me ha dicho que quienes nos desgobiernan y quienes aspiran a gobernarnos no son el mismo perro con distinto collar: son perros diferentes con un collar parecido. Y que hay que empezar ya a distinguirlos. Lo pienso y lo escribo a las claras. Me alejo de la necedad, más que cínica.

4/8/12

A ningún sitio

Pensaba que no iba a ir a ningún sitio: "Rita, sin saber por qué, como si hubiera recibido una orden (como si alguien, tras ella, pensara que no iba a ir a ningún sitio y le ordenara ir a uno), fue a ese lugar aterrador cerca de Lisboa, a tres kilómetros de Cascais, a ese lugar terrible en invierno que es Boca do Inferno. El mar allí sube y llena las ensenadas y grietas que hay en las rocas, haciendo que las aguas rujan con un ruido terrorífico y salpicando a gran altura en los días de tormenta. Boca do Inferno es el lugar tradicional de los suicidas de Lisboa...". 

Busqué el fragmento de V-M, que vagamente recordaba de "Exploradores del abismo", y di con él en "Chet Baker piensa en su arte". "Porque ella no lo pidió", titula el relato (2007). Mi recuerdo llegaba hasta el lugar, que visité de niño en un largo viaje familiar de un día, un viaje insólito desde la frontera española a Boca do Inferno, donde nos asomamos al abismo yo de la mano de mi abuelo, de quien dudo hubiera leído a Pessoa antes de volver en coche a Badajoz. No sabía, cuando busqué el relato, que Rita, su personaje, tampoco pensara ir a ningún sitio y acabara siendo llamada a ese lugar aterrador cerca de Lisboa.