20/1/10

Lugares

¿Qué lugares en los que nunca he estado considero míticos? Juan José Millás publicaba el pasado fin de semana un artículo donde se respondía sobre “lugares en los que nunca he estado… y que aparecen en la fantasía como territorios imposibles, paradisíacos e infernales a la vez”. Citaba las Azores, las Islas Vírgenes, Andorra, Benidorm, Marbella y Dubai. Las Azores, donde nace el anticiclón, tiene un pase como territorio mítico. Benidorm o Marbella, quién sabe. Su pregunta puede volverse del revés: ¿qué lugares en los que he estado me parecen insoportablemente terrenales, reales hasta el hartazgo, enemigos de la fantasía?, ¿qué territorios posibles están más reñidos con el mito? Para responder, siguiendo la lógica de Millás, habría que cerrar las puertas de la imaginación, si es que algún resquicio permanece abierto. Negarse a soñar. O recordar, sin más. No, recordar sin más un territorio conocido no es un ejercicio posible. En su transcurso recrea lo que aquello fue y bien lo tiñe de color o lo envilece sin remedio. No es justo para estos últimos lugares que nuestra memoria distorsione los espacios y nos aleje de sus ríos, de sus calles, de su aroma. No es justo para esos lugares, pero tampoco es justo para quien los rechaza sin darles, sin darse, siquiera una segunda oportunidad: cabrían ejemplos vividos, pero ninguno tan flagrante como Sevilla.

[i.jfgras. Sevilla, sin fecha]

8 comentarios:

  1. A ver, que me he liado: ¿Sevilla como lugar mítico o Sevilla como lugar real hasta el hartazgo y enemigo de la fantasía?

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  2. No entendí ni una cosa ni la otra.Sevilla como ciudad injustamente envilecida a la que dar y con la que darse una segunda oportunidad. ¿Es así?

    Me encantó. Chao

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  3. escribí en la entrada (con prisas, casi del tirón) que no es posible recordar sin más un territorio conocido, ni mítico ni desmitificado: mis vivencias en Sevilla hace más de 25 años tiñen la memoria de aquel tiempo y de aquella ciudad..., ambos en efecto nos merecemos una segunda oportunidad, gracias

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  4. Realmente, José, cuesta entender lo que quieres decir en el artículo, mejor dicho no me he enterado; me lo he leído varias veces y no sabía si te estabas metiendo con Sevilla y, por tanto, hacerte un comentario subidito de tono, o si la estabas alabando y escribir un comentario elogioso. Veo que al/ a la de los viajes le ha pasado algo parecido; anónimo lo ha tenido más claro y ya tu comentario nos lo ha clarificado. Yo, que tuve la suerte de ver por primera luz a escasos cinco km. de Sevilla, que he estudiado allí mi bachillerato, mi carrera y mi especialidad, que voy a ella con relativa frecuencia, os diría que Sevilla lo es todo: el mito, la fantasía, el chovinismo, la dura realidad, le historia y la leyenda,… No echéis cuenta a lo que dicen de ella, no intentéis entenderla, no es posible, es inefable, vividla y disfrutadla porque quizás sea el primer peldaño que lleva al paraíso.

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  5. ¿Son las ciudades un estado de ánimo? ¿Según se halle éste te abrazan o te ahogan? Carlos, el protagonista de "Los Maia", caminaba por el Aterro junto a un amigo. El Aterro era un antiguo paseo, junto al "muelle triste de ciudad anticuada", que iba desde la Baixa hasta el barrio de Santos. Hablaban de política europea, del nuevo gobierno francés, del Papa, del socialismo. De pronto se cruzan con una hermosa y elegante mujer y Carlos queda trastornado. Cuando terminan el paseo, su amigo le dice: "Maia, no ha estado mal el paseo... Pero este Aterro no tiene encanto". A Carlos, en cambio, el Aterro le había parecido aquella tarde el lugar más delicioso del mundo. El propio Eça de Queiroz, el autor de "Los Maia", no se recató en calificar a Lisboa como "ciudad de mármol y basura". La condición dual de la ciudad.

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  6. no pongo en cuestión la magia de Sevilla, la conocí bien, es bella y poderosa y como apunta Pepe inefable..., estoy con Santos (esperamos impacientes tu blog) en que las ciudades son estados de ánimo, siempre duales: la cita de Eça de Queiroz es oportunísima, gracias

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  7. Está claro que depende de las vivencias de cada uno en cada lugar y en cada momento... Mira que había "lugares" de los que hablar, pero Sevilla, mi experiencia allí es siempre un recuerdo grato y que me hace soñar, pero es éso, la vida que disfrutas en cada lugar y la huella que esos lugares dejan en tu vida.
    Ahora que lo pienso, hace demasiado tiempo que no me miro en el Guadalquivir, habrá que planear alguna excursión pronto, ah! la primavera que está al caer por estas zonas del sur cuando estas nubes caprichosas consigan alzar el vuelo y enamorarse de otras tierras...

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  8. Al leer eso de mirarme en el Guadalquivir se me ha venido a la cabeza la letra de una conocida copla que empieza así:
    En Sevilla hay una casa,
    y en la casa una ventana
    y en la ventana una niña
    que las rosas envidiaban.
    Por la noche, con la luna,
    en el río se miraba,
    ¡Ay corasón,
    que bonita es mi novia!
    ¡Ay corasón,
    asomá a la ventana!
    ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
    no te mires en el río
    ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
    que me hases padesé,
    porque tengo, niña, selos d'él.
    ....

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