Malú siempre tuvo una muñeca preferida y era una muñeca negra muy parecida a esa. Me ha emocionado el recuerdo. Aún anda por ahí en algunas de las cajas de juguetes, esperando ser otra vez jugada, acunada y querida.
Fue una suerte para Malú, como espero que lo sea para Ana. Ella, igual que su tío y sus primos, tenía derecho a una muñeca. Es diferente, no tanto al monigote de nieve como a otras muñecas.
Un beso (también para Málú)
Por cierto, es la primera entrada que casi memorizo de tanto medir las palabras, algunas van cambiando.
En Zafra hay una plaza que lleva el nombre que doy a mi blog personal. Es pura coincidencia. Si quisiera limitarme a hablar con la gente más próxima de lo más cercano, no saldría de la Plaza Chica.
Desde enero de 2009 digo que mi blog habla de los hechos de la vida: hablaremos de literatura y de innovación, de participación social y de redes sociales, de política, de asuntos nuestros.
tenía que ser diferente. Más cálida, más duradera, más limpia, más bella, más negra. :D
ResponderEliminarbueno, quizás todo eso y más, también inocente y querida, singular: iba a ser su muñeca...
ResponderEliminar(sí, mucha dualidad, antes discos, ahora éstas)
Malú siempre tuvo una muñeca preferida y era una muñeca negra muy parecida a esa. Me ha emocionado el recuerdo. Aún anda por ahí en algunas de las cajas de juguetes, esperando ser otra vez jugada, acunada y querida.
ResponderEliminarFue una suerte para Malú, como espero que lo sea para Ana. Ella, igual que su tío y sus primos, tenía derecho a una muñeca. Es diferente, no tanto al monigote de nieve como a otras muñecas.
ResponderEliminarUn beso (también para Málú)
Por cierto, es la primera entrada que casi memorizo de tanto medir las palabras, algunas van cambiando.
Es una muñeca muy guapa!!!
ResponderEliminarY Ana tiene mucha suerte, con tanta gente buena que la quiere y que la cuida.
Besos
A mi me regalaron el barriguitas chino. Creo que se quedó en algún cajón en casa de mi madre. Lo mismo mañana le pregunto por él.
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