Es el último día. Todo acaba con los fuegos. Y vuelta a empezar. Puedo referirme a la feria de mi pueblo, que termina oficialmente esta noche. Pero también puede ser una metáfora, de lo que pasa y de lo que no. Dejamos tantas cosas para después de la feria que, cuando termina, es inevitable el vértigo. Un vértigo íntimo por todo lo que tuvimos que aplazar y ahora recuperaremos, y por lo que quisimos aplazar y se quedó sin remedio atrás. Y un vértigo colectivo, porque lo que siento es común a muchos y porque de pronto es otoño. El otoño es más gris, más recogido y pesado, ¡y hay tanto que hacer! Es como si fuera otro año. Este año la lluvia prometía impedir el vuelo de los cohetes, que a esta hora no sé si darán a la feria una despedida con resplandor y estrépito, exagerados (nos faltarán desde mañana). O, si por fin llueve, será ya oscura y silenciosa. Es como si fuera un año menos y los fuegos nos dijeran: hasta aquí hemos llegado. Artificiales.
Desde mi terraza, miro al oeste, al fondo, tras las copas de los árboles del Parque de la Paz, el Castillo Palacio de los Duques de Feria -El Parador- y la iglesia de La Candelaria con su inoportuno reloj campanero iluminado. Allí, a la derecha entre edificios, en dirección a los Santos, De entre los tejados y mas copas arboreas -las otras copas también terminan esta noche- surge el bullicio. De pronto, bummmm, bummmm, bummmm, tracatatra... y, hacia el cielo de la noche, compitiendo con multitud de estrellas, comienza un festival de luces, colores, humo, ruido y polvora.... luego, minutos despues... el silencio. Durante cinco inolvidables años, casi seis, he asistido a este espectáculo. Hoy lo recuerdo desde la añoranza y tras dos años de ayuno ferial. He faltado por unas u otras cosas que, si digo lo que pienso de verdad, no creo que fueran tan importante como para perderme la Feria de Zafra y, sobre todo dejar de ver a tanta gente querida. El año que viene... JuanMa Calvo
En Zafra hay una plaza que lleva el nombre que doy a mi blog personal. Es pura coincidencia. Si quisiera limitarme a hablar con la gente más próxima de lo más cercano, no saldría de la Plaza Chica.
Desde enero de 2009 digo que mi blog habla de los hechos de la vida: hablaremos de literatura y de innovación, de participación social y de redes sociales, de política, de asuntos nuestros.
Desde mi terraza, miro al oeste, al fondo, tras las copas de los árboles del Parque de la Paz, el Castillo Palacio de los Duques de Feria -El Parador- y la iglesia de La Candelaria con su inoportuno reloj campanero iluminado. Allí, a la derecha entre edificios, en dirección a los Santos, De entre los tejados y mas copas arboreas -las otras copas también terminan esta noche- surge el bullicio. De pronto, bummmm, bummmm, bummmm, tracatatra... y, hacia el cielo de la noche, compitiendo con multitud de estrellas, comienza un festival de luces, colores, humo, ruido y polvora.... luego, minutos despues... el silencio.
ResponderEliminarDurante cinco inolvidables años, casi seis, he asistido a este espectáculo. Hoy lo recuerdo desde la añoranza y tras dos años de ayuno ferial. He faltado por unas u otras cosas que, si digo lo que pienso de verdad, no creo que fueran tan importante como para perderme la Feria de Zafra y, sobre todo dejar de ver a tanta gente querida. El año que viene...
JuanMa Calvo
Juanma, a ver si el año que viene..., esto sigue casi como lo dejaste: menos gente, pero sólo a alguna se os echa de menos, un abrazo
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