El afilador ha venido hoy a mi calle. No sé si lo hace a menudo, no es normal que me quede en casa a estas horas; preguntaré a las vecinas. Sólo lo he oído, haciendo sonar su flautillainconfundible. He imaginado al afilador en su bicicleta, que un día fue revolucionaria. Y no, no maldigo los nuevos electrodomésticos, sino la desmemoria.
En Zafra hay una plaza que lleva el nombre que doy a mi blog personal. Es pura coincidencia. Si quisiera limitarme a hablar con la gente más próxima de lo más cercano, no saldría de la Plaza Chica.
Desde enero de 2009 digo que mi blog habla de los hechos de la vida: hablaremos de literatura y de innovación, de participación social y de redes sociales, de política, de asuntos nuestros.
Yo lo que echo de menos es a ese señor gritando: "¡Bollos de leche! ¡Bollos de leche!"...
ResponderEliminarEn mi pueblo pasaba la heladera gritando "Heeeeeeeeeeelaos riiiiiiiiiicos" y acudíamos como moscas
ResponderEliminarEscucho todavía los gritos de una señora, que en mi niñez se asomaba al portal y gritaba:"Los huevosssssssssssssssss"
ResponderEliminares verdad que la venta ambulante puso banda sonora al pasado de nuestros pueblos
ResponderEliminar(aquel señor casi transparente de Los Santos cantando "¡barquillitos!"...)
es memoria de nuestra infancia