Tras la muerte de Mario Benedetti el pasado día 17, las (mal) llamadas redes sociales fueron inundadas de elegías, muchas en forma de versos seleccionados del poeta uruguayo –el mayor de los menores, el del compromiso...–. Contribuí a esta marea de sincero pesar con un oportuno haiku de Benedetti: No eras nadie/ hoy sos/ el personaje de tu velorio. Sólo una semana después, el personaje de este haiku funerario podría ser José-Miguel Ullán, fallecido ayer en Madrid. Me sorprendió su poemario "De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado", titulado como el soneto de Góngora, cuando fue publicado por Visor en 1976. Lo he mirado y escuchado menos que a Antonio Vega, lo he leído más que a Benedetti. Las (mal) llamadas redes sociales no se harán tanto eco de la muerte de Rafael Conte o de José-Miguel Ullán, éste sintético y experimental. Me sumo al más modesto obituario social de Ullán con una de sus "Frases": le dejé hablar hasta que me cansé/ de escucharle. Descansen en paz.
[jfgras. Primavera, Alange. 2009]
Recuerdo la reactualización que hizo del género de la copla y aledaños a través de crónicas de actuaciones de Rocío Jurado, Marifé de Triana, Los Chichos, Los Chunguitos... en EL PAÍS. Pura pirotecnia sentimental. Con la muerte de Conte y de Antonio Vega hace un sanisidro funesto.
ResponderEliminarSuena tétrico pero acertado ese Obituario que cada día abunda mas en todas las redes sociales.Mal o bien llamadas redes y sociales. ¿Olvidamos a Antonio Vega?
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