20/2/11

En la calle

Nunca había atravesado la puerta de enfrente, una puerta negra y ruidosa, metálica, sin timbre, que aporreaban las pocas visitas que recibían los vecinos y éstos empujaban para cerrar cuando salían, casi siempre de madrugada en invierno y a horas de sobremesa en verano, rompiendo en seco y sin más algarabía que el eco el silencio de la calle, una calle estrecha por cuyos adoquines apenas circulaban motocicletas perdidas o en busca de un hatajo. Nunca había atravesado la puerta a la que se asomaba a hurtadillas enfrente de la casa donde vivía, donde pasaba los días absorta en la lectura de gruesas novelas traídas de lejos, donde transcurrían sus años sin más pena que gloria, donde una marea la había arrastrado no quería recordar bien desde dónde y por qué, náufraga en un pueblo que tampoco era el suyo y en el que sólo contaba el número de campanadas entre las ocho y medianoche. Nunca atravesó esa puerta.

[i.jfgras. De la calle. 2010]

3 comentarios:

  1. La infeliz no sabe que fuera de esa casa, de esa calle, hay otros mundos por descubrir y que la podian llevar a la felicidad.

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  2. Hummm......, frases largas

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