Ese multitarea

Remoloneando, ser multitarea (quien lo sea) debe de distraer bastante. Los individuos multitarea “abren el correo, hablan por teléfono y escuchan música”, simultáneamente, y además hacen como que charlan sin estar en lo que están. No contentos con asistir a misa al mismo tiempo que repican, entran en la sacristía para actualizar su red social en el iPhone. El autor de “Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” afirma en una entrevista que "la multitarea, instigada por el uso de Internet…, nos convierte en seres más eficientes procesando información y menos capaces para profundizar en esa información". Es la clave: si la información se satura, la reflexión se bloquea. Ser multitarea era el atributo de unos sistemas informáticos, no de las personas. Algo ha cambiado, sabemos más y pensamos menos. Al margen de las tecnologías –o a cierta distancia de ellas– nuestro tiempo también se caracteriza por la inclinación a abarcar mucho y apretar lo que nos dejan. No, no podemos con todo. Pero, ¿quién está por la labor de renunciar a qué? Y aunque se quiera, ¿cómo abandonar esto para concentrarse en aquello? Así habrá de ser... Mientras, seguimos dándole algunas vueltas. Remoloneando.