La gente que éramos de letras no sabemos apreciar, de la misma manera que la de ciencias, lugares como el Centro Extremeño de Tecnologías Avanzadas (CETA-CIEMAT) y el Centro Extremeño de Investigación, Innovación Tecnológica y Supercomputación (CénitS). La fundación pública COMPUTAEX gestiona desde Trujillo este último centro, responsable del funcionamiento y la explotación del supercomputador Lusitania. He tenido oportunidad de conocerlo un poco mejor, gracias a una pequeña colaboración de mi empresa con RETRIEX, la red que transfiere resultados de investigación de Extremadura. Las maravillas tecnológicas impresionan, más cuanto más se sabe de estas cosas, pero lo que salta a la vista del Lusitania no es su tecnología o su función social, reconocidas a nivel internacional. Para alguien como yo, ignorante y decididamente de letras, lo más llamativo es el entorno en el que se encuentra el supercomputador: el recuperado Convento trujillano de San Francisco. Destacan del centro ese entorno singular y, como afirma el director general de la Sociedad de Gestión Pública de Extremadura (GPEX), los valores de Responsabilidad Social Empresarial presentes en él. Pero como también afirma Jaime "y no pasa nada", vamos, que casi ni nos enteramos.
En estos tiempos, más o menos digitales, declararse de letras o de ciencias es ya una antigualla.
[Gracias a Miguel Ángel por la foto del convento donde se encuentra el Lusitania]
En estos tiempos, más o menos digitales, declararse de letras o de ciencias es ya una antigualla.
[Gracias a Miguel Ángel por la foto del convento donde se encuentra el Lusitania]
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