30/6/10

Semestre viejo

¿Recuerdan? Hubo un tiempo en el que el segundo semestre del año se situaba en el horizonte. Ese segundo semestre del año era prometedor, como todo futuro que se desea mejorado o corregido. Fácilmente, permitía albergar esperanzas. La esperanza, según quien la expresara, de desterrar miserias o de sacudirse molestias. No es lo mismo, miseria y molestia, pero ambas aspiraciones tenían cabida en un momento que se situaba muy por delante. Ya el segundo semestre es de hoy para mañana. Estamos locos, colgados de los calendarios: en seis meses, escandalosa celebración del fin de un año que para entonces será viejo. Ahora, dentro de un rato, lo que empieza es la cuenta atrás de este mismo año. La fecha, del 30 al 1, quedará marcada para el 16 reconvertido en 18, para los que dejan de trabajar (¿vacaciones?) y para otros pocos. Por ejemplo, quienes abandonan presidencias europeas, de turno por supuesto; quienes ni ayer ni hoy han podido viajar en Metro o no han querido conducir trenes en Madrid, elevando el tono; quienes celebran por todo lo alto el triunfo deportivo consistente en superar "una eliminatoria de octavos"... Fuera de su inmediato contexto, bastantes cosas suenan raras o no hay forma humana de comprenderlas. Pasará desapercibido el cambio de semestre, quizás porque nos sature la monotonía del cambio debidamente programado. Lo previsible aburre, lo mucho cansa, la esperanza ¿permanece?

[El dragón de julio]

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