18/5/12

El tema

Hoy en Badajoz he desayunado en un bar donde un cartel prohíbe hablar "del tema". Lo malo es que todo el mundo parece saber de qué tema se trata. Lo bueno, que casi nadie hace caso de la prohibición.

He salido del bar para pasar un rato, callejeando. No he paseado por el centro, ni por avenidas ni por los puentes. Como otras veces, he andado sin rumbo ni orientación calles y plazas que dejaron de ser modernas en cuanto se construyeron, allá en los años noventa.

Hechos los recados, he esperado en la estación, nada sórdida, hasta montar en el bus de vuelta al pueblo. Ya en mi asiento, al lado un señor no paraba de hablar por el móvil a voz en grito. No acostumbro en los viajes a dar conversación a desconocidos, pero éste era molesto y más valía interrumpirlo como fuera. Señalando un punto indeterminado del campo, le he repetido una frase pronunciada por el conductor que me llevó a Badajoz anteayer y que anoté literalmente: "El aire cuando sopla de nuestras espaldas reseca enseguida el pasto". El buen señor ha debido de creer que era una indirecta (o una metáfora) y me ha respondido ¡hablando "del tema"! En lugar de prohibírselo, he zanjado la charla con lo primero que se me ha venido a la cabeza, leído en algún sitio: "Lo profundo no necesita ser original". Y he fingido que me echaba a dormir.

[i.jfgras. El aire cuando sopla de nuestras espaldas reseca enseguida el pasto. 2012]

3 comentarios:

  1. ¿Y se lo ha creido? Yo también he visto carteles que prohibían hablar de La Cosa o de Eso.

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  2. Antiguamente lo que prohibian en los bares era cantar, y entonces se podia hablar del "tema".

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  3. También los había que prohibían ..."cantar y escupir" Creo que como esta "la cosa" dan más ganas de escupir sobre el tema que cantar.
    Fdo.- Enrique R. G.

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