8/7/11

Un mareo

Una mujer sufre un mareo en su domicilio. No se alarmen, según ha informado su hermana se encuentra bien. Mientras la noticia era publicada y corría como la pólvora, un hombre se tropezaba en la calle. A otro le picaba la nariz. Un tercero sufría un retortijón. Nada grave. Los comentarios del suceso, así calificado por el periódico que desveló el caso de la señora mareada, no tienen desperdicio. Son una antología del malestar común, tan ordinario que pasa inadvertido. Pero anda que no incomodan un tropezón, un picor, un apretón de vientre... De los males mayores se guarda un celo comprensible. Los grandes acontecimientos, las catástrofes y las primicias asaltan las primeras páginas. Hoy lo cotidiano invade las redes sociales, ha salido de casa para encontrar ahí su otro espacio natural. Gracias a ellas, un mareo, cualquier contratiempo o alegría son más que meros asuntos domésticos. Podemos compartirlos con quienes les dan importancia. Porque la cotidianidad no es ninguna tontería: lo absurdo es elevarla a la categoría de noticia, lo estúpido es despreciar su trascendencia, por íntima que resulte. Ahórrese la prensa regional (atienda a lo que debe) informar de mi sobrecarga muscular en la espalda, aunque sea leve y me recupere pronto. De la mujer del norte de Castilla no hemos vuelto a saber nada. Por si acaso, cuídese.

2 comentarios:

  1. La cotidianeidad no es ninguna tontería menos cuando se conviente en noticia en los periódicos.

    ResponderEliminar
  2. ¿Tienes una sobrecarga muscular en la espalda? ¿es leve? ¿te has recuperado?

    ResponderEliminar