20/3/11

El lugar de la pregunta

En 24 horas he asistido a dos lecturas de poemas. Muy diferentes, Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) y José Manuel Martín Portales (Córdoba, 1959). En ambos actos el público abarrotaba las salas, lo normal en Zafra. El primero, poeta total que mantiene su estampa y se reinventa, ha cerrado el actual curso del Seminario Humanístico. Pere Gimferrer es académico de la Lengua y Premio de las Letras Españolas. Fue reconocido con el Nacional de Poesía en 1966 por “Arde el mar”, poemario de cabecera para –hasta ahora– dos generaciones de amantes de los versos. Como recordaba José María Lama en su presentación, gustábamos de recitar de memoria los poemas de este libro: Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos. Con qué trajín se alza una cortina roja o en esta embocadura de escenario vacío suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes, palomas que descienden y suavemente pósanse. Teníamos la edad del autor cuando los escribió a sus dieciocho años. El segundo poeta de estos días, José Manuel Martín, vecino de Atalaya –allí se ha encontrado–, ha recibido por “Ejercicio de caligrafía” el XIII Premio García de la Huerta, que otorga el Instituto Suárez de Figueroa. Desde una mística alejada de San Juan de la Cruz, disertó sobre razón y conciencia o, mejor, sobre cómo ésta debe y puede combatir aquélla. ¿Cómo, dónde? En el poema. “El poema es el lugar de la pregunta”, dijo. Dio una potentísima imagen del poema como nido, donde vive el pájaro de la conciencia si la razón no la mata o la diseca. Si la razón no lo destroza con respuestas, vive el poema.

[jfgras. Gimferrer. 2011]

1 comentario:

  1. Conspiran los signos ante la inminencia.

    Reúno el silencio hasta hacerlo corpóreo
    y ver sus ojos.
    Entonces los signos acontecen.

    Decir tiene que ver con la mirada
    del silencio

    (...)

    JMMP

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