Tapas

En Zafra se ha celebrado durante los últimos cuatro días el IV Festival de la Tapa. Rabo de toro con puré de salvia, delicias del moro, ajoblanco bicolor con pincho de frutas, risotto de codorniz con queso, susurro de jabalí maltratao, lasagna de bacalao… y así hasta sesenta tapas, de muy buenas a regulares. Una veintena de establecimientos ha participado en esta cuarta edición, organizada por la oficina municipal de turismo. He podido tapear en casi todos esos bares, en las tabernas que frecuentamos y en las tascas que nos pillan más alejadas del casco antiguo. En algunos no entraba desde el maratón festivalero del año pasado. Estaban a reventar, ¿sería por la tapas? Tapas es el título de una película codirigida por José Corbacho en la que el amigo Honorio hace un cameo en su L’Hospitalet de Llobregat; entre tapa de escalope y tapa de gambas, los parroquianos se interrogan por lo que se cuece fuera de la barra del bar: y tú, ¿qué tapas? En Zafra, las tapas se han convertido en otra estupenda excusa, una más, para sacar la nariz de casa, vivir la calle, charlar con gente. La semana que viene no encontraremos tapas, salvo en los lugares de costumbre. Poco o nada importa, porque seguro que sabremos mantener lo que de verdad nos gusta. A quienes somos de pueblo, nos gusta el paseo con pausas y la conversación tranquila o sorprendente. Eso sí que importa. Con tapas a 1,80€ o sin ellas, echándole imaginación.