“GRACIAS: a quienes nos habéis dado ideas y a quienes nos habéis escuchado, a quienes os adheristeis al manifiesto, a quienes lo difundisteis, a quienes habéis alzado la voz con vuestros correos, a quienes nos echáis una mano con la informática, a quienes sentís esta causa como propia, a quienes nos habéis animado…” Transcribo esta parte de un correo electrónico que me llegó hace unos días. Era una circular titulada Para que el Derecho no se detenga a las puertas de los CIE y lo leí porque me lo enviaba una de las dos primeras amigas que tuve (entablamos amistad en nuestra adolescencia de Zafra y ella nunca ha dejado de estar presente en nuestras vidas).
Su escrito comienza reconociendo un fracaso: “La guerra contra los sesenta días se ha perdido.” La guerra perdida de los CIE, Centros de Internamiento para Extranjeros, se refiere a la reciente aprobación por el Congreso de los Diputados de la Reforma de la Ley de Extranjería, que amplía de 40 a 60 los días que una persona inmigrante podrá permanecer en los CIE si es detenida.
No, no escribo esta entrada porque hoy sea el Día de los Derechos Humanos, los verdaderos piratas campen a sus anchas, el flamante Nobel de la Paz haya dicho en su discurso en Oslo que algunas guerras tienen justificación y la saharaui Aminetu Haidar se nos esté muriendo en Lanzarote. No son éstas las razones, aunque bien pudieran.
Llevo a mi blog ese correo conmovedor y estimulante porque aúna el reconocimiento de un fracaso con la puesta en valor de los propósitos que, sin embargo, sí han conseguido –no son pocos, empezando por la introducción de la figura del “Juez de Vigilancia de los CIE”.
Las penúltimas palabras de su carta no son de despedida, “porque os necesitamos para seguir trabajando. Todos somos necesarios para que el Derecho penetre de verdad en los CIE y para que estos tristes lugares desaparezcan un día no lejano. Para avanzar en el camino hacia otra forma de entender y abordar la inmigración, una forma inspirada en una verdad incontestable: todos los seres humanos nacemos libres e iguales”.
Y sus últimas palabras son para darnos la bienvenida a otra campaña que mi amiga, coordinadora de INMIGRAPENAL, lanza con el mismo entusiasmo y sentido de la justicia. Me limito a difundirla aquí, qué menos. Estoy convencido de que ella –Margarita Martínez Escamilla, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid– sabe bien de lo que habla cuando hace un llamamiento Contra la criminalización e ingreso en prisión de los manteros. Margarita, un beso.
[INMIGRAPENAL]
Su escrito comienza reconociendo un fracaso: “La guerra contra los sesenta días se ha perdido.” La guerra perdida de los CIE, Centros de Internamiento para Extranjeros, se refiere a la reciente aprobación por el Congreso de los Diputados de la Reforma de la Ley de Extranjería, que amplía de 40 a 60 los días que una persona inmigrante podrá permanecer en los CIE si es detenida.
No, no escribo esta entrada porque hoy sea el Día de los Derechos Humanos, los verdaderos piratas campen a sus anchas, el flamante Nobel de la Paz haya dicho en su discurso en Oslo que algunas guerras tienen justificación y la saharaui Aminetu Haidar se nos esté muriendo en Lanzarote. No son éstas las razones, aunque bien pudieran.
Llevo a mi blog ese correo conmovedor y estimulante porque aúna el reconocimiento de un fracaso con la puesta en valor de los propósitos que, sin embargo, sí han conseguido –no son pocos, empezando por la introducción de la figura del “Juez de Vigilancia de los CIE”.
Las penúltimas palabras de su carta no son de despedida, “porque os necesitamos para seguir trabajando. Todos somos necesarios para que el Derecho penetre de verdad en los CIE y para que estos tristes lugares desaparezcan un día no lejano. Para avanzar en el camino hacia otra forma de entender y abordar la inmigración, una forma inspirada en una verdad incontestable: todos los seres humanos nacemos libres e iguales”.
Y sus últimas palabras son para darnos la bienvenida a otra campaña que mi amiga, coordinadora de INMIGRAPENAL, lanza con el mismo entusiasmo y sentido de la justicia. Me limito a difundirla aquí, qué menos. Estoy convencido de que ella –Margarita Martínez Escamilla, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid– sabe bien de lo que habla cuando hace un llamamiento Contra la criminalización e ingreso en prisión de los manteros. Margarita, un beso.
[INMIGRAPENAL]
Tu amiga debe sentirse orgullosa.
ResponderEliminarChao
Tiene razón. La reforma de la ley de Extranjería es una vergüenza.
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