Cuatro años de cábalas después, todavía no tengo claro si el blog es Diario, en todo caso más por lo que silencia que por lo que no calla. Si lo fuera –escribí el pasado 4 de enero–, compartiría como confidencia : Apreciado más que querido Diario, vamos a darnos para cerrar esta Plaza chica un añito. Serán si nada se interpone 60 nuevas entradas. Supondrán apenas 15.000 palabras. Espero que las entregas justas para aparentar fidelidad al principio de que soy “de ese tipo de personas que no acaba de comprender las cosas hasta que las pone por escrito”. Y esas entregas y ese momento han llegado. No me alejé, tampoco en el último año, de la innecesaria advertencia a navegantes que hice a mis improbables lectoras y lectores, a mediados de enero del remoto 2009. No me alejé de ella más que de otros propósitos o intenciones. Hablé de los hechos de la vida, que no sería sin Marisa. Tres temas o argumentos para concluir. El primero, mi agradecimiento por los afectos y desafectos que he recibido. El segundo es reconocer que para pasear por esta Plaza he dado pistas que hoy en parte cambiaría. Y el tercer argumento: no guardaré silencio. Seguiré, seguiré escribiendo.
[i.jfgras. Desde la Plaza Chica. 2012]