– ...
– Bien, estamos bien.
– ¿Bien?
– Bien. Bien, sin entrar en detalle.
– Tampoco tu vida puede depender sólo de la inercia, como para tantas cosas y ahora más que nunca hace falta impulso –le insistió él, descreído e impaciente.
– Hablas como la gente de la calle.
– Para resistir hay primero que cambiar y es algo que aquí lo siguen sosteniendo cuatro.
– Cuatro pelagatos o trescientos espartanos, qué más dará.
– ...
– Oye, de una presidenta que dimitió han dicho que "habla como la gente de la calle".
– ¿Qué gente?, ¿de qué calle?, ¿eso es un reproche o un piropo?, mi vecindario no se pasa todo el tiempo soltando tacos con chulería..., ¿nos iría peor o mejor si empezáramos a hablar distinto, como otra gente?, ¿qué gente?, ¿de qué calle?
– ... Y tú, ¿tú estás bien?
– ¡Bien!, ¿o te lo cuento?
Las 300
ResponderEliminarentradas en tu Blog
;-)
An(ónima) y sin embargo seguidora, me encanta que hayas desentrañado parte de la entrada :)
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