"La igualdad, solita, no se da." El diminutivo pone un punto sobre la i. Lo pone sobre esa i, no sobre otras íes. La i de intolerancia, la i de ignorancia, la i de incapacidad no admiten un solita. Quedaría ridículo. Además, la intolerancia, la ignorancia, la incapacidad sí pueden darse solas. Solas, nunca solitas. "La igualdad, solita, no se da", dice Michelle Bachelet "con energía, pero con voz dulce". El diminutivo aporta dulzura sin restarle ni un ápice de energía. La directora ejecutiva de ONU Mujeres, que fue la primera presidenta de Chile, afirma que "cuando hay tal falta de igualdad hay que tener políticas para corregirlo hasta que se produzca el cambio y la igualdad de oportunidades sea algo natural...". Para ordenar y desarrollar políticas de igualdad puede legislarse. Así lo hizo el anterior gobierno de Extremadura hace unos meses. El presidente actual no define competencias en ninguna de las consejerías recientemente creadas. Hay mujeres y hombres que han empezado a preguntarse: ¿olvido o cambio de rumbo? Ojalá lo primero, tendría más disculpa. Fue un error rebajar el rango de las políticas de igualdad, cuando en el gobierno de España pasaron de ministerio a secretaría de estado. En Extremadura, reducirlas a la nada o gestionarlas desde el limbo sería, más que un error, un gravísimo retroceso. Ya sabemos lo que no se da solita.
13/7/11
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La Ley Extremeña "parte de la idea de que la mujer, simplemente por ser mujer, es inferior al hombre". ¡Al Limbo con ella!
ResponderEliminar¿No quereis trasversalidad? ¡toma trasversalidad!
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