¡Adivinanza! Son como un libro, como el libro que lees y durante unos días dejas sin abrir: sigue estando cerca, pero evitas pasar sus páginas. A cambio, hojeas otros... Respuesta, ¿las vacaciones? (no todas, no una cualquiera, sí las que duren lo que duren son realmente únicas).
De miércoles de una a jueves de la siguiente. Una semana a las puertas de Galicia, desde Sanabria hasta el norte de Portugal. Me ahorraré los detalles. Compañera secundaria ha vuelto a ser una vieja, grande y manoseada edición de “Viaje a Portugal”, escrito va para seis lustros por José Saramago, con traducción de Basilio Losada y fotografías de Maurício Abreu (Círculo de Lectores, 1987). El libro no es guía, sino historia de la experiencia de un viajero.
Hoy, el día después, reconforta releer sus últimas líneas, a modo de epílogo de la semana que pasó: “El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la sembradura verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado…”.
O, mejor, quiero que sea prólogo del tiempo que vendrá: “Hay que iniciar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino.”.
[jfgras. Menos mal que nos queda Portugal. 2009]
De miércoles de una a jueves de la siguiente. Una semana a las puertas de Galicia, desde Sanabria hasta el norte de Portugal. Me ahorraré los detalles. Compañera secundaria ha vuelto a ser una vieja, grande y manoseada edición de “Viaje a Portugal”, escrito va para seis lustros por José Saramago, con traducción de Basilio Losada y fotografías de Maurício Abreu (Círculo de Lectores, 1987). El libro no es guía, sino historia de la experiencia de un viajero.
Hoy, el día después, reconforta releer sus últimas líneas, a modo de epílogo de la semana que pasó: “El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la sembradura verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado…”.
O, mejor, quiero que sea prólogo del tiempo que vendrá: “Hay que iniciar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino.”.
[jfgras. Menos mal que nos queda Portugal. 2009]